COMUNIDAD
DE VIDA CRISTIANA - MISIÓN AMAZÓNICA
SIGUIENDO EL LLAMADO DEL SEÑOR PARA IR A BUSCARLE Y HALLARLE EN LAS
FRONTERAS
PRIMERA ENTREGA
Manaus – Brasil, Junio 04 de junio de 2014
Carmen Amaya y Jairo Forero – CVX Colombia
Cada paso
que se da en el camino de seguimiento del Señor nos pone en dinámica de salir
de nosotros mismos, de nuestro propio egoísmo, y nos descubre frágiles y
necesitados de su inspiración permanente, de su cercanía y ternura. Podríamos decir
que esta misión amazónica de la CVX no inició el pasado 31 de mayo con nuestra
llegada a la ciudad de Manaus – Brasil, sino que se gestó hace ya mucho tiempo
en la semilla que el mismo Dios plantó en el corazón de tantas personas que han
hecho posible el que les escribamos hoy desde aquí.
Desde siempre nuestro corazón se ha colmado de profundo agradecimiento
con el Señor y con nuestra comunidad de referencia, Raíces – Colombia, con nuestra
comunidad nacional y muy especialmente con la comunidad mundial que nos ha
acompañado e inspirado de muchas maneras para el discernimiento y la
confirmación permanente de esta decisión de hacernos misioneros.
Les contaremos algunos apartes de nuestras actividades y de las mociones
que se han suscitado en nosotros para que juntos, vayamos andando este camino
misionero, buscando y hallando la voluntad del Señor en las fronteras.
LA SALIDA DE CASA Y LA LLEGADA A
MANAUS
Al encaminarnos efectivamente hacia tierras Amazónicas, nos sentimos
desafiados a seguir optando por un estilo de vida sencillo y austero, nuestra
salida de casa no fue sencilla; con el tiempo en contra, tuvimos que terminar
arreglos en casa, hacer nuestro equipaje y despedirnos de nuestros amigos y
familiares. Nos dimos cuenta de cuántas
cosas tenemos que nos anclan y no nos dejan volar con libertad, de la
importancia de hacernos indiferentes hasta en las pequeñas cosas. Con la
bendición de nuestras familias y con sentimientos encontrados, partimos de
Bogotá el 31 de Mayo a las 12: 15 p.m.
Llegamos a la ciudad de Manaus a las 9:45 p.m. en compañía de un jesuita
–que viajó con nosotros a su misión – , allí nos esperaba el padre Anselmo,
quien nos recogió y llevó hasta la casa de voluntarios en el barrio La Compensa
2, un sector popular de la ciudad, allí nos encontramos con Mila, de origen
Chileno, también con Fede e Isa, voluntarios españoles, quienes nos han
recibido con mucha expectativa, así como con mucho cariño; realmente, es un
encuentro de culturas. Al llegar,
sentimos el aire pesado y húmedo, con dificultad respirábamos, el calor es
único e incomparable, lo que supone adaptación y mucha paciencia. Nuestra casa
de voluntarios ha superado nuestras expectativas, ya que ha sido totalmente
remodelada y cuenta con todos los servicios básicos, así como dotación de
habitaciones, cocina, baños que nos proporcionan mucha comodidad. Con alegría
nos damos cuenta que la providencia del Señor se muestra infinita en la
generosidad de los jesuitas, para quienes nuestra presencia no es un hecho
menor.
Saberse en medio del Amazonas y no poder ver un trocito de selva nos ha
impactado muchísimo; tanto más, es empezar a dimensionar el tamaño de esta
ciudad de contrastes, en la que hemos recorrido trayectos de hasta 2 horas en
bus para llegar a los lugares de destino, viendo solamente edificios, calles
asfaltadas, más autobuses y ríos que llevan los desechos de las casas y las
industrias.
PRIMERAS CONVERSACIONES
En nuestra primera conversación con los voluntarios que moran en la casa,
nos empezamos a empapar de las dinámicas de la cultura brasileña, un tanto distinta
en cuanto al ritmo para algunos trámites y procesos que nos impactan
directamente; también nos enteramos de los proyectos en los que han venido
trabajando: Mila, trabaja en un proyecto denominado Peques,
que busca formar voluntarios para
trabajar con niños de comunidades pobres para que aprendan a aprender, de paso a
leer, a escribir y matemáticas. Por su parte Fede e Isa, trabajan en un
proyecto de atención a migrantes que tienen la comunidad escalabriniana en
cooperación con los jesuitas, denominado Pro
– Haití; allí acuden los migrantes haitianos a pedir apoyo y ellos les
ayudan con la regularización de sus documentos para permanecer en el país.
El martes 02 de Junio hablamos con el Padre Adelson,
quien nos recibió con mucho cariño y agradecimiento, nos indicó que nuestra
misión será en la población de Marabá, Estado de Pará, donde la compañía de Jesús
tiene a cargo una parroquia y desea reabrir una guardería infantil que estaba a
cargo de una comunidad de religiosas que tuvieron que abandonar la obra;
también nos propuso trabajar en un centro cultural en el que niños y jóvenes
toman talleres de artes plásticas, danza, música y capoeira; finalmente, nos
pidió ayudar en el fortalecimiento y difusión de la Espiritualidad Ignaciana en
la parroquia. Al contemplar esta gran misión, nos sentimos muy alegres, aunque
muy desafiados también por la dimensión de la misión; por la compleja realidad
de la niñez y la juventud en Brasil, que conjuga la falta de oportunidades de
promoción humana y los contextos vitales en que se desarrollan.
Con el Padre Anselmo hablamos el 03 de junio, y nos
contó que durante este mes estaremos en el proceso de adaptación y de inducción
en la ciudad de Manaus, tendremos unas charlas preparadas por algunos jesuitas
y otras personas conocedoras de la realidad de la Amazonía y conoceremos la
dinámica de las obras de la compañía de Jesús. En cuanto al idioma, nos han
indicado que lo mejor es tomar el curso en Marabá, ya que las dinámicas
mundialistas han hecho muy difícil encontrar un maestro que nos dé a todos
(voluntarios y jesuitas en formación) unas clases particulares de portugués. Nos
ha contado también, que las dinámicas de la Compañía de Jesús son muy
diferentes a las de Colombia, acá las obras y los proyectos son más flexibles
para responder a las necesidades de la comunidad, por lo tanto, no se cuenta
con obras grandes como colegios o universidades.
Nos ha hablado un poco de la proliferación de iglesias evangélicas y
la dificultad de establecer un diálogo ecuménico, ya que estas no están
abiertas para ello, al contrario, buscan atraer los líderes católicos para
hacerlos pastores y pastoras en las nuevas iglesias. De otro lado, nos indicó
que la realidad amazónica tiene conflictos de tierras en el sur, donde se sigue
destruyendo la selva para la industria maderera, minera y ganadera. Finalmente,
nos invitó a hacer un llamado a la juventud brasilera para que se motive en
ellos el deseo de hacerse misioneros voluntarios, pues la compañía de Jesús
recibe muchas solicitudes de voluntarios de fuera del país que desean trabajar
en Brasil, pero no hay personas de los mismos territorios que se quieran
vincular a los proyectos, ni que quieran aportar recursos económicos que
también son una dificultad que amenaza la continuidad del trabajo en la región.
El miércoles 04 de junio fuimos a visitar a la hermana Arizeti, que vive
en nuestro barrio y que hizo parte del equipo itinerante por cerca de 15 años.
Nos saludó muy emocionada, recordando el dinamismo de Mauricio López, su
disponibilidad para trabajar desde la CVX con este equipo, también nos indicó
que el equipo itinerante necesita urgentemente misioneros que den continuidad a
la misión y que nuestro trabajo en Marabá se puede ampliar para a establecer
vínculos con las comunidades indígenas que moran en el territorio.
UNA REALIDAD QUE NOS DESAFÍA COMO
COMUNIDAD
Como comunidad que se reconoce como un cuerpo apostólico que camina hacia
las fronteras, la CVX tiene un gran desafío: escuchar los gritos de la región
amazónica, de su gente, de su selva y disponer los medios para asumir procesos
de largo plazo con las comunidades, caminando a su lado, haciéndose disponible
para enviar personas y gestionando recursos económicos de cooperación que
favorezcan proyectos de crecimiento integral y la estructuración de
experiencias apostólicas de base.
Es vital motivar en nuestras comunidades procesos de reflexión en torno
al estilo de vida, de consumo, de modelo económico en el que vivimos y por el
que cada día optamos, un modelo que sigue depredando a pasos agigantados la
riqueza natural del planeta y dejando a su paso ríos de devastación y de
muerte. Preguntarnos cuál es la CVX que el mundo necesita y cómo desde ya,
podemos ir construyendo modelos alternativos de comercio justo, de consumo
responsable, de concientización sobre la realidad no solo de la amazonia, sino
de todos los pueblos de América Latina y del llamado: Tercer Mundo.
A partir de esta experiencia es posible estructurar un modelo de
voluntariado – misión en cada país, que movilice las potencialidades de
nuestras comunidades a ir a las fronteras y escuchar allí los gritos que
requieren de nuestra atención y de nuestra acción.
Finalmente, elevamos una súplica al Señor para que nos ilumine en este
caminar como comunidad, para que abra
nuestro corazón a las realidades de nuestros países que más nos cuestionan e
impresionan y que así mismo, encienda en nuestros corazones el deseo de servir
con total disponibilidad y un amor que se ofrenda.