…Esta fue, en otras palabras,
la invitación que nos hizo Daniela Frank, presidenta del Exco anterior,
cuando nos saludó, a nuestra llegada a Notre Dame Du Mont, ubicada en
alguno de los montes del hermoso país de Líbano, el 30 de Julio: pasemos
de ser delegados de nuestras comunidades nacionales, a constituirnos
como asamblea mundial, para definir el camino de los próximos 5 años.
Con esta invitación comenzamos a sentirnos aún más, una sola comunidad. Estábamos allí, presentes como delegados, enviados por nuestras comunidades nacionales, conscientes de que nuestro encargo trascendía el ser portadores de unas opiniones, nuestra misión, ahora confirmada por la invitación de nuestra entonces presidenta, era sentir como asamblea, lo que el Señor quiere para nuestra comunidad y para nuestro mundo a través de ella.
Con esta invitación comenzamos a sentirnos aún más, una sola comunidad. Estábamos allí, presentes como delegados, enviados por nuestras comunidades nacionales, conscientes de que nuestro encargo trascendía el ser portadores de unas opiniones, nuestra misión, ahora confirmada por la invitación de nuestra entonces presidenta, era sentir como asamblea, lo que el Señor quiere para nuestra comunidad y para nuestro mundo a través de ella.
Los
días comenzaron a transcurrir, y con ellos cada una de las experiencias
que fueron dando cada día más sentido a nuestra presencia allí:
mirarnos, escucharnos, conocernos y dar a conocer lo que nuestras
comunidades nacionales están viviendo en sus propios contextos sociales,
económicos, políticos, religiosos, etc., es decir, allí donde el Señor
nos ha puesto.
Luego
de presentarnos y presentar por delegaciones lo que ha sido nuestra
historia reciente, los últimos 5 años desde Fátima, pudimos escuchar un
hermoso recuento de lo que ha sido nuestra historia común, desde las
primeras congregaciones marianas hasta nuestros días.
Cuando
los miembros de nuestro Consejo Ejecutivo Mundial nos informaron acerca
de la gestión que realizaron durante estos años de servicio, fuimos
experimentando gratitud frente a un informe que nos permite reconocer
que hemos crecido en varios aspectos, entre ellos, en esto de ser
corresponsables económicamente. Con alegría pudimos verificar que
nuestras finanzas son cada vez más saludables.
Con
cada día de nuestra estadía en Notre Dame Du Monte aumentaba nuestra
capacidad de sentir juntos y también nuestra experiencia de ser una sola
comunidad. En medio de la gran diversidad, el Espíritu nos invitaba a confirmar nuestra identidad al experimentarnos como miembros del cuerpo único de Cristo, Su iglesia.
Fue
así como en largas jornadas de trabajo, aliviadas por los espacios de
compartir nuestras experiencias nacionales, nuestras costumbres y
nuestras maneras personales de ser, fuimos dejando que el Espíritu nos
pusiera de acuerdo en lo que sería el camino a recorrer durante los
próximos 5 años.
Esperamos
con gran expectativa el poder reunirnos con ustedes, queridos hermanos
de comunidad nacional, para entrar en detalle de lo que fue y significó,
para nosotros delegados, y para todos nosotros, comunidad nacional y
mundial, esta asamblea. Sabemos que no lograremos abarcarlo todo, pero
deseamos de corazón comunicar lo más profundo y central de lo que fue esta misión.
Pedimos
al Señor la gracia de poder contar con el mayor número de miembros de
nuestra comunidad (ojalá todos) para continuar, con este compartir, el
DEAE que iniciamos hace más de un año, cuando discerníamos y decidíamos
quienes serían nuestros delegados, para luego ser enviados en nuestro
encuentro de Buga.
Delegados CVX Colombia, Líbano 2013.